
Recetas para el activismo positivo en la administración
El activismo es una decisión. Forma parte de nuestra voluntad para movernos en una u otra dirección. Que éste tenga una finalidad positiva o negativa, también responde a nuestra capacidad de “intraprender”, es decir, de emprender desde el interior. El activismo positivo no es un estado de ánimo. Es pues, una decisión de pasar a la acción.
La toxicidad de una organización puede deberse a muchos factores, pero quizás la falta de liderazgo positivo sea uno de los más relevantes. Y en la administración pública, esta falta de cualidades en algunos de sus líderes, puede hundirla todavía más en su pesimismo y negatividad.
La administración pública como ente, debe lidiar con muchos agentes poderosos:
- Cargos electos que dirigen a partir de un proceso electoral y sus pactos posteriores
- Cargos nombrados por esos cargos electos que se deben a ellos y no al electorado
- Cargos que ejercen de directivos públicos sin tener las cualidades y capacidades para serlo.
- Mandos intermedios con mucha responsabilidad y poco sueldo
- Sindicatos sectoriales con un interés ídem (que hay de lo mío)
- Ciudadanía que se mueve entre la indiferencia, la impotencia y la exigencia, que sabe que debe cumplir pero que ve como cada día se lo ponen más difícil para hacerlo.
- Activistas negativos que destruyen desde dentro cualquier avance de abertura y modernidad.
A su vez, se ponen de manifiesto unas carencias (y creencias) difíciles de cambiar:
- Falta de cultura organizacional (¿pero cultura no es leer libros y ver exposiciones?)
- Acceso arcaico a la función pública e incapacidad para la creación de nuevos perfiles adaptados al mundo profesional actual
- Inmovilismo entre los puestos de trabajo, cosa que empequeñece a la trabajadora, a la organización y a la administración en general.
- Liderazgo obsoleto. Un líder que no sabe delegar, que no escucha, que no confía, que cree que debe cambiarse todo aquello que existió antes de su llegada y que cree que el respeto no se gana, sino que se impone, es un líder que intoxica.
- El funcionariado debe dar gracias por estar donde está. Es un privilegiado con sueldo de por vida, que percibe gracias al pago de impuestos y solo se le pide que cumpla, no que participe ni que esté motivado con su trabajo. Sí, todavía existen esos prejuicios dentro (de quien sabe que está de paso) y fuera de la administración.
El activismo positivo no es un estado de ánimo. Es una decisión.
Recetas para el activismo positivo individual:
- Define tu propósito, tu talento. Todos tenemos uno y aunque a veces sea difícil de trasladar a nuestro puesto de trabajo, si lo ejercemos en nuestro día a día, repercutirá en la actitud laboral. Si tu talento está alineado con tu puesto de trabajo, ¡Enhorabuena. Lo vas a petar!! Pero si no es así, demuéstralo fuera de ella, inviértelo en tus hobbies, haz lo que te gusta y verás como influirá en tu modo de ver el mundo y de ver tu trabajo (sí, vale, parece muy happy flower, pero inténtalo. Recuerda que el positivismo arranca con la suma de decisión + actitud + acción).
- Encuentra puntos de conexión entre aquello que te resuena como persona y la actividad laboral que realizas. Serán anclas hacia el activismo positivo que buscas.
- Quéjate, pero no te recrees en ello. Haz que la queja te lleve también a la acción. Todo aquello que consideres injusto, falto de ética, abusivo o perjudicial para la organización, sus trabajadoras o las personas usuarias, debe denunciarse. Hoy en día existen muchos mecanismos para hacerse oír. Dirígete a la administración a través de los canales oficiales: instancias, correo, buzones éticos, antifraude, redes. La reivindicación y la denuncia de las acciones de abuso de poder también son una forma de activismo positivo, porqué nos benefician como sociedad.
Recetas para el activismo positivo colectivo:
- Creación de redes de colaboración. Por suerte ya existen muchas, pero deben abrirse más y contar con perfiles humanos y tecnológicos.
- Creemos organizaciones conversacionales. La organización positiva es aquella que fomenta la conversación entre sus miembros.
- No separemos. Una organización que separa no es una organización positiva.
- Fomenta el pensamiento activo. Un trabajador que no piensa no aportará nunca soluciones a los problemas que surjan. Si ejerces jerarquía de arriba a abajo continuamente, no te quejes de la pasividad de tus empleados ante las dificultades.
No somos máquinas. Éstas nos podrán sustituir, pero nunca pensar o actuar por nosotros.
¿Cómo contribuyes tú al activismo positivo?

