
BANDWAGON y UNDERDOG, dos efectos opuestos en opinión pública
Conocido también como «efecto de arrastre», “seguir la moda”, “efecto rebaño” o “subirse al carro”, y relacionado en ocasiones al oportunismo, Bandwagon es la observación de que a menudo las personas hacen y creen ciertas cosas fundándose en el hecho de que muchas otras personas hacen y creen esas mismas cosas.
El ser humano es gregario por naturaleza. Las personas solemos apoyar aquellas causas que consideramos ganadoras. Bandwagon es un refuerzo claro de dicho comportamiento gregario de la sociedad, y sobre todo se da en la adolescencia, cuando deseas más que nunca ser y pensar como los demás.
Sin duda, las personas tienden a seguir a la multitud, muchas veces sin examinar los méritos de un tema en particular. La opinión de la comunidad guía nuestra propia conducta. Aunque nos quedemos en la superficie, si somos muchos, nos sentimos seguros. Una falsa seguridad, pero se refuerza el sentimiento de pertenencia al grupo.
El grupo tiene un poder enorme, y ello lo saben grandes empresas y grupos políticos y mediáticos. La credibilidad aumenta si el número de seguidores es elevado, independientemente del mensaje que se transmita. Si tantos lo siguen, si tantos lo compran … es que bueno debe ser.
Bandwagon es un anglicismo utilizado en las primeras campañas políticas estadounidenses, a finales del siglo XIX, cuando Dan Rice, un artista de circo que hacía campaña electoral en favor del candidato a la presidencia Zachary Taylor, decidió recorrer las calles con un gran vehículo en el que tocaba una banda de música, mientras invitaba a la gente a subir a su emblemático “bandwagon” o “vagón de la banda”. Taylor ganó las elecciones y se convirtió en el duodécimo presidente de los Estados Unidos. Subirse al carro fue usado como un término que implicaba que los votantes se asociaban con el éxito, sin tener claros los atributos y el significado de dicho éxito.
En campaña electoral, la opinión mayoritaria tiene una gran incidencia entre los votantes indecisos, que son el blanco que se disputan los partidos políticos. Un indeciso tenderá a votar aquella opción que es considerada como ganadora. Aquí entran en juego los medios de comunicación y la guerra de encuestas lanzadas durante las semanas previas y hasta el propio día de los comicios. Si no se sabe qué partido votar, solemos decantarnos por aquel al que todos dan como ganador y de esta forma el elector también acaba en el lado vencedor.
Si nos sentimos parte ganadora, reforzamos la autoestima y el sentimiento de pertenencia a un colectivo reforzante.
UNDERDOG, o la simpatía por la minoría
Contrapuesto al BANDWAGON, encontramos otro anglicismo con significado contrario. En este caso, UNDERDOG es el de la defensa de las causas perdidas. Se centra en el apoyo de aquellas opiniones y tendencias rechazadas por la mayoría.
Las causas del efecto Underdog pueden ser varias, desde simplemente querer diferenciarse del resto, hasta la compasión por las causas perdidas o la admiración por aquellos que osan oponerse a la opinión mayoritaria.
La causa más “noble” del Underdog, es la de mantenerse en las convicciones propias, aunque éstas generen rechazo de la colectividad.

Lo que puede pasar es que una tendencia comience como efecto Underdog y por la tenacidad y perseverancia de algunas personas, acabe por extenderse y hacerse mayoritaria, convirtiéndose en un efecto arrastre.
En ambos efectos, juegan hoy en día un papel muy importante las redes sociales. Tener muchos seguidores, cuentas verificadas o millares de likes, son “efecto arrastre” para aumentar el eco mediático y atraer multitudes.
Por otro lado, presentar temáticas extrañas, poco seguidas pero mantenerse en clara separación de la mayoría, no es motivo para no tener escaparate propio en la red.

