
¿Cómo puedes evitar la comparacionitis?
La comparacionitis es aquella terrible sensación que se despierta cuando contemplas la buena suerte de alguien y te preguntas por qué no te ha podido pasar a ti. No es que no te alegres, al contrario, y mucho más si la afortunada es una buena amiga. Pero no puedes evitar que se genere un pequeño agujero fruto de este mundo tan injusto, que le da el mejor sueldo, la pareja más cariñosa, el culo más prieto o la casa con mejores vistas a otra persona.
I si eres tu quien goza de éxito, nunca te lo parecerá suficiente, puesto que siempre habrá alguien a quien veas por delante de ti.
Tratar la comparacionitis parece una simpleza de los libros de autoayuda, que le ponen nombres inventados a los estados más normales del mundo, a los que no deberíamos dar tanta importancia y que forman parte de la sal de la vida.
Pero si profundizamos un poco nos daremos cuenta de que tratando esas simplezas, mejoramos nuestras relaciones, nuestra comunicación y en definitiva, nuestra vida.
¿Por qué nos comparamos?
Lo explica muy bien Maïte Issa en su libro Tu éxito es inevitable. Aunque nacemos aparentemente solos y vírgenes ante cualquier aprendizaje, lo cierto es que arrastramos memorias de generaciones pasadas, que habitan en nuestro inconsciente, tanto de nuestros ancestros genealógicos, como de género o colectividad.
En el caso de las mujeres, hemos estado sometidas durante milenios a las decisiones y las posesiones de otros. La ley no nos beneficiaba en caso de conflicto y nuestros medios económicos, culturales y sociales estaban supeditados a ser las escogidas por la sociedad patriarcal.
La estrategia de supervivencia era agradar a toda costa. Ser la elegida para no quedarnos sin nada ni nadie.
Por suerte hemos evolucionado mucho, pero el sentimiento de querer agradar para que te elijan, buscar la seguridad, una familia, un hogar y por tanto una posición de valor en el mundo, sigue en la memoria inconsciente de nuestro género.
Y la comparacionitis es un ejemplo de esta memoria inconsciente.
La buena noticia es que no te comparas porque seas mala persona, superficial o envidiosa (o sí, pero entonces el problema va mucho más allá de la comparacionitis …). El pequeño agujero oscuro que se genera en nuestro interior ante un logro o situación de privilegio de otra persona, se debe a la memoria inconsciente de nuestro sometimiento, que nos ha quedado en forma de creencia limitante. Tu cerebro piensa que la comparación es necesaria para tu supervivencia. Es tarea de cada una, desmontar y desaprender esta creencia limitante.
Somos nietas de las brujas que no pudisteis quemar
Esta frase, que ha dado título a libros, artículos y todo tipo de objetos de merchandising, se ha convertido en un emblema del empoderamiento femenino. Bruja ya no es una palabra negativa, sino que simboliza la magia buena, la intuición y la sabiduría de la mujer.
El término caza de brujas, que se emplea para buscar culpables en una investigación, ha significado a lo largo de la historia una forma de terror social, puesto que estos culpables eran denunciados por sus vecinos, conocidos y colaboradores. El término viene de la Edad Media en Europa, cuando muchas mujeres (también hombres), fueron quemadas, torturadas y esclavizadas acusadas de practicar artes ocultas. La realidad era que se podía acusar de ser bruja a quien no se sometiera a la obediencia patriarcal, quien practicara el poder curativo de las plantas, las matronas, mujeres sexualmente libres … y no había fuerza ni ley para defenderse.
El hecho de que cualquiera pudiera denunciarte elevaba la traición y aniquilaba la confianza entre semejantes. Eso dejo una herida profunda, la llamada Herida de la bruja.
¿Cómo evitar la comparacionitis?
Cada vez que te compares, RECUERDA:
- La comparación es fruto de nuestra memoria inconsciente, la hemos aprendido a lo largo de la historia. Podemos desaprenderla.
- Ella es como tú. También tiene dudas y miedos que desafiar.
- Por muy hermosa que la veas, también sufre las duras exigencias de la sociedad sobre su físico y los roles impuestos.
- Todas luchamos por la supervivencia. su éxito es tu éxito. Mejor juntas.
- Ella tiene sombras y luces. Celebra que hoy puedes ver su luz, pero recuerda que lucha a diario para aceptar su sombra.
- Mírala con curiosidad, inspírate y usa su magia para mejorar también tu vida.
En realidad sigo siendo aprendiz de bruja. Y por ello te escribo consejos que intento aplicar en mi vida. Espero que te sirvan. Un abrazo!

