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La retórica, el arte del buen decir
Los grandes oradores están de capa caída. La necesidad de inmediatez, la impaciencia e incluso la falta de horas de sueño, se imponen cuando alguien sube al púlpito para soltar un discurso de más de … diez minutos? Ya solo de verle subir, cargado de papeles, nos invade la pereza y el desánimo. Las razones de dicha desazón son múltiples: La sociedad actual, vertiginosa, impaciente, que escucha poco y corre mucho, no tiene tiempo para prestar atención. Mucho mindfulness y técnicas de respiración que quedan en un intento poco voluntarioso de aplicar la atención plena, a no ser que sea ante una storie o el video trending topic del momento.…